Una vez Nicolás se sentó, orientamos nuestros esfuerzos para lograr el gateo. Este es un proceso tan importante, porque es un ejercicio activante de conecciones entre los hemisferios del cerebro. Este tipo de conexiones no sólo permitirá adquirir destrezas motoras sino también el desarrollo de diferentes funciones, como el procesar información a partir de lo que se percibe (aprender). He sabido casos de personas adultas que deben gatear en su terapia, porque nunca lo hicieron cuando niños.
Cuando el níño gatea, los hemisferios trabajan de manera coordinada porque es un ejericio de patrón cruzado, es decir, la pierna derecha trabaja con el brazo izquierdo y biceversa. Como el hemisferio derecho controla los movimientos de las extremidades izquierdas y el hemisferio izquierdo controla los movimientos del lado opuesto de nuestro cuerpo, entonces, desplazarse en "cuatro patas" es un gran avance a nivel neurológico y de coordinación. Además, el gateo prepara al niño para posteriores aprendizajes, como los proceso de lectura y escritura.
Cuando el níño gatea, los hemisferios trabajan de manera coordinada porque es un ejericio de patrón cruzado, es decir, la pierna derecha trabaja con el brazo izquierdo y biceversa. Como el hemisferio derecho controla los movimientos de las extremidades izquierdas y el hemisferio izquierdo controla los movimientos del lado opuesto de nuestro cuerpo, entonces, desplazarse en "cuatro patas" es un gran avance a nivel neurológico y de coordinación. Además, el gateo prepara al niño para posteriores aprendizajes, como los proceso de lectura y escritura.
El principal método de desplazamiento de Nicolás antes de caminar no fué el gateo. El se arrastraba en la colita estirando y encogiendo las piernas. De hecho, Nicolás primero caminó y luego aprendió a gatear. Sin embargo nunca desistimos para que lograra dominar el desplazamiento con sus cuatro extremidades en forma simultanea por la importancia que ésto representa.
Desde muy bebecito, las terapistas le realizaban ejercicios a Nicolás, principalmente basados en movimientos cruzados de las extremidades y haciéndole adoptar la posición cuadrúpeda. En el anterior video, el niño cuenta con 6 meses de edad aproximadamente. No obstante, la talla parece inferior debido a su prematurez y a las múltiples intervenciones quirúrgicas, que a esta altura ya eran cinco.
Una vez se trabajaba la postura se alterna con ejercicios cruzados de brazos y piernas. En casa se puede jugar con los niños con el típico movimiento de bicicleta que se les realiza mientras se encuentran acostaditos.
El ejercicio de la pelota estimulaba la espaldita del bebé, pues como casi no se movía se cansaba mucho, así le estuviéramos cambiando de posición frecuentemente.
Los cojines en forma cilíndrica ayudan para trabajar el gateo cuando están pequeñitos. Aunque el de la imagen es muy grande, existen unos de menor tamaño que son ideales para ayudarles con la postura. El Bebé se coloca boca abajo sobre el cojín y le ayudamos con la posición adecuada de brazos y piernas. Valga el siguiente video para recalcar que los niños agradecen mucho los masajes con aceite por todo su cuerpito. Sin embargo, el masaje en la espalda no debe tocar su columna, pues son muy delicados y podemos lastimarlos.
En la siguiente imagen, apreciamos la forma como la terapista se ubica detras del niño para colocarlo en la posición de gateo. Con las manos se le mantiene la colita arriba, pues ellos tienden a sentarse. La posición era sostenida por unos 30 segundos ajustando sus manitas para que se extiendan sobre el suelo y no se cierren como se ve en la foto. Nicolás cuenta en la fotografía con un año y ocho meses de edad y aún no camina solo.
En casa se guindó del techo con un tornillo de expansión, una hamaca, a la altura de sus rodillas, con el objeto de colocarlo en posición de gateo. Pusimos su pancita atravezada en la hamaca y luego sus manitas y rodillas apoyadas en el suelo. Frente a esa hamaca y pegado en la pared se colocó un espejo donde él podía verse, (sugerencia de la tía Mona, que es fonoaudióloga). Con la mano, le hacíamos apoyo o resistencia en la planta de los pies, como empujándolo para hacerle sentir el movimiento, aprovechado el reflejo que tienen de estirar las piernitas. El ejercicio se completaba colocando un juguete frente a sus ojos y dándole ánimo para que lo alcanzara. Como no guardé imágenes de este ejercicio, le pedí a nico -hoy con 6 años- que me sirviera de modelo.
El niño podia dejarse solito en la posición de gatero por algunos minutos (en la hamaca), para darle la sensación de independencia. También servía para que levantara su cabecita hacia adelante, combinando los ejercicios de mirarse en el espejo y alcanzar el juguete.
Como Nicolás caminó, antes de gatear se le hacían ejercicios para que se desplazara arrodillado empujando una pelota.
Una vez el niño gatea, se puede colocar sobre texturas diferentes para ayudarle con la sesibilidad de los deditos, este ejercicio le sirve para madurar a futuro su motricidad fina, principalmente, el agarre de objetos pequeños como el lápiz por ejemplo.